Víctimas de la Minustah: más de ocho mil haitianos muertos por cólera

La epidemia de cólera en Haití, causó hasta la actualidad la muerte de más de ocho mil personas desde el  año 2010, según se informó desde el Ministerio de Salud Pública y Población de ese país.  Diversas investigaciones denuncian la posibilidad de que el brote se haya iniciado en un campamento de soldados de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), luego del terremoto ocurrido dos años atrás.

El director de Epidemiología, Laboratorio e Investigación de la cartera de salud, Roc Maglorie, destacó que en casi dos años el número de infectados trepó hasta 651.250, con focos de gravedad en los departamentos de Artibonito (oeste), Norte y Centro. La directora general del Ministerio de Salud Pública, Marie Guirlaine Raymond Charite, señaló que hubo una diminución en los caso de cólera, pero aclaró que la merma se correspondió con la sequia que afecta al país.

De todos modos, la polémica gira en torno a la fuente de la enfermedad, la cual fue señalada en un campamento de soldados de Nepal que formaban parte de la Minustah. El año pasado, diversos estudios – entre ellos uno encargado por la ONU- indicaron que la causa del cólera obedece al vertido de aguas fecales del contingente nepalí.

El organismo internacional ha intentado negar esa versión y vinculó el origen del brote a las deficiencias en salud y servicios sanitarios que azotan a Haití. Esos factores son reales y ayudaron a la propagación de la enfermedad, pero no quita la responsabilidad de la Minustah en su origen. Incluso, la pobreza haitiana es el mismo argumento que esgrime la ONU para mantener sus fuerzas en el territorio del pequeño país de América.

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Lejos de la estabilización del país caribeño, la Minustah ha sido señalada en diversas oportunidades por las violaciones a los derechos humanos cometido por sus soldados y es acusada de llevar a cabo invasiones cívico – militares escondidas detrás de la consigna de “ayuda humanitaria”. En el caso de Haití, las fuerzas se crearon en el 2004, pero se reforzaron luego del fuerte terremoto del año 2010 que dejó un saldo de casi 300 mil muertos y un millón 300 mil personas sin vivienda.

En ese momento, el objetivo oficial fue “apoyar la labor inmediata para la recuperación, reconstrucción y estabilidad del país”. En la actualidad, el contingente está integrado por seis mil 700 soldados, y tres mil 500 efectivos policiales con fuerzas provenientes de países tales como Estados Unidos, Francia y España; también participan estados americanos como Paraguay, Brasil y Chile.

Desde Naciones Unidas expresaron días atrás la supuesta intención de retirar a las fuerzas de la Minustah en el año 2016, marco en el cual se iniciará un repliegue progresivo. En el comunicado firmado por Ban Ki-moon se sostiene que la reducción de actividades busca darle espacio a “otros agentes internacionales estén en mejores condiciones de lograr resultados”. A su vez, el pasado 29 de marzo el teniente general brasileño Edson Leal asumió como comandante de la fuerza militar de la Minustah en reemplazo de su compatriota Fernando Rodrigues, cambio decidido por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Las denominadas “fuerzas de paz” -cascos azules – son un ejército militar internacional al servicio de los intereses de las potencias que controlan el Consejo de Seguridad de la ONU, tales como Francia, Reino Unido, China, Rusia y Estados Unidos, los únicos que poseen capacidad de veto . La fuerza fue acusada de crímenes de guerra, amparar grupos paramilitares y ejercer la violencia sexual contra mujeres en África, Haití y otros lugares del mundo. En todos los casos, las iniciativas se rotulan como proyectos de “ayuda humanitaria”.

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Respecto a las violaciones a los derechos humanos, uno de los casos que obtuvo mayor repercusión – por su masiva difusión- fue protagonizado por un grupo de soldados cascos azules que ejercieron violencia física sobre un joven haitiano. A partir de la difusión de un material audiovisual que filmó la escena, los soldados fueron identificados como parte de la Minustah.

De todos modos, lejos de casos aislados o anecdóticos, la Minustah repite los esquemas de invasión política, económica y militar en detrimento de las soberanías. En ese marco deben leerse las denuncias contra soldados a cargo de Naciones Unidas que se dieron a conocer en Sudán, República Democrática del Congo y Costa de Marfil.

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